La labradorita tiene una historia fascinante vinculada a leyendas y creencias ancestrales. Según los inuit, esta piedra contiene la aurora boreal atrapada en su interior, y sus destellos brillantes simbolizan luz, protección y energía divina. En culturas antiguas, se usaba como talismán para guiar a los viajeros y protegerlos de peligros.
Hoy en día, usar una pulsera de labradorita no solo conecta con su riqueza histórica, sino que aprovecha sus beneficios: protegerse de energías negativas, fomentar la intuición y equilibrar las emociones, llevando consigo un símbolo de transformación y fortaleza personal.